Alina Szapocznikow, una artista con voluntad de acero

“I want to exalt the ephemeral in the folds of our body, in the traces of our passage”

“Quiero exaltar lo efímero en los pliegues de nuestro cuerpo, en las huellas de nuestro paso”

Alina Szapocznikow (1926-1973)

Todo conocedor de la historia del arte sabe que toda obra de un artista es una expresión de su alma, que lo todo lo que crea nace de los acontecimientos que se trazan en su vida.

Una vida que puede estar sometida por demonios y tentaciones, como también por ángeles y bendiciones. El artista toma todas estas experiencias y crea con estas una obra que irrumpe en la realidad, expresando a todos sus sentimientos.

Alina Szapocznikow, es una escultora que pudo lograr crear magnificas obras, como fruto de su resistencia y su voluntad de no rebajarse a las condiciones que le impuso su historia.

Como mujer nacida en Polonia y proveniente de una familia judía, la invasión nazi sobre su país en 1940, la obligó a vivir en medio de oscuros guetos y escondiéndose de las desgracias de la guerra. Fueron tiempos duros para esta artista, que dos años atrás había perdido a su padre, como fruto de una tuberculosis.

A los 16 años de edad fue deportada a Auschwitz en compañía de su madre, de donde logran salir con vida.

Pero luego los tiempos empezaron a cambiar tras el fin de la guerra, por lo que decide trasladarse a Praga donde estudia escultura con Josef Wagner.

Para el año de 1947 escoge a París como su nuevo hogar e ingresa a la Escuela de Bellas Artes.

Y es a partir del año de 1951 que la artista empieza a recibir numerosos encargos con los cuales enfocar su carrera como artista.

“Study of Women in a Head Scarf ” 1950    © The Estate of Alina Szapocznikow – Piotr Stanislawski.

“Monument to Burned-Down City” 1954     © The Estate of Alina Szapocznikow – Piotr Stanislawski.

1962 © The Estate of Alina Szapocznikow – Piotr Stanislawski.

Las obras de esta artista son realmente muy curiosas, Alina Szapocznikow juega mucho con el concepto de la sensualidad, dejando que la mente haga una reflexión a través de objetos muy simbólicos y femeninos.

El común denominador de su obra, son labios femeninos que se presentan totalmente seductores.

Dichos labios están recortados, como si una boca invisible se asomará por un agujero y fuese esto lo único que podemos ver del rostro que nos inspira el deseo de besarlo.

Así, al igual que lo hizo el famoso escultor Rodin, ella juega con desmembrar el cuerpo humano, como si cada parte, como si aquel par de piernas amputadas o aquellos senos solitarios, escondieran un secreto perceptible por el corazón.

Son obras donde al mismo tiempo se experimenta el dolor y el recuerdo de sus años pesados frente a la guerra, pero que aun así se convierte en un ejemplo de una radical resistencia.

La obra de Alina Szapocznikow es una reflexión muy profunda de cómo a pesar de las adversidades y de como estas pueden atentar contra la integridad humana, el amor y la expresión de la sensualidad se convierte en la salida más humana para dignificar la vida. Esa dignificación es la misma que se puede percibir en el rostro de esta artista, cuya mirada no parece atormentarse por los recuerdos de su pasado ni las desgracias que le impuso su destino.

Alina Szapocznikow es también una escultora reconocida por haber trabajado con diversos materiales, desde el poliéster y el poliuretano, hasta el bronce y la piedra.

Según ella, el poliéster se convirtió en el mejor elemento para recrea lo fugaz que es la vida.

Así es como en sus propias palabras ella confiesa que:

“A través de las huellas del cuerpo trato de fijar en el poliéster transparente los momentos fugaces de la vida, sus paradojas y su absurdo. Mi trabajo es difícil, pues la sensación experimentada de forma inmediata y difusa es a menudo rebelde a la identificación. A menudo todo está embrollado, la situación es ambigua, los límites sensoriales están borrados”.

 “Dessert III”, 1971, De la colección de Piotr Stanisławski, foto de  Roland Schmid, WIELS

Pero así como utilizó materiales plásticos para crear impresionantes y realistas labios carnudos, también se centró en utilizar otros materiales como los metálicos, para crear esculturas donde pudiera exaltar la majestuosidad de sus sentimientos.

La obra de Szapocznikow es todavía objeto de discusión animada, y su trabajo ha ganado varios premios.

Ella sorprendió a todos con su escultura Goldfinger en 1965 en el XXI May Salon en París, una obra por la que recibió el Premio de la Fundación Copley (de un jurado que incluyó a Jean Arp, Marcel Duchamp y Max Ernst).

En 1972, en la II Exposición Internacional de Dibujo en Rijeka, Yugoslavia, fue honrada por una serie de dibujos, The Human Path / Ludzka droga , por un jurado que incluyó Alexander Calder y Joan Miró.

La fuente de información más completa sobre el arte de Szapocznikow es el catálogo de la exposición retrospectiva en Polonia en 1998-99 (en Varsovia en la Galería Nacional de Arte, en Cracovia en el Museo Nacional, en Lodz en el museo de arte, y en Wroclaw en el Museo Nacional).

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